“Ya se lo digo yo, Mr. Chains, que este país, bien robao es una tacita de oro…”
Valeriano Weyler
Ante todo felicidades y éxitos en este nuevo año (hasta para Matraka).
Contarles que pensaba no escribir más: estoy cansado de arar en el mar; pero es que suceden cada cosas en esta bendita ínsula que tengo que volver una y otra vez. Este es mi pequeño pedazo de libertad y quiero refugiarme en él aunque a veces me agobie.
Bien, sin más muela:
Hoy fui a comprar un cartón de huevos en Águila y Estrella (por si a alguien por ahí le interesan los nombres y apellidos). Tras una breve cola me atendió una muchacha a la que le entregué cuatro billetes de a diez y la cual, tras despacharme, me devolvió uno de a cinco.
- Mi amor – le pregunté con suavidad – ¿acaso no te faltan dos pesos de vuelto?
- Por eso te di un huevo de más, es que no tengo cambio – me respondió con una seguridad que no admitía réplica.
Mentalmente saqué la cuenta y conclusioné enseguida que en tan dudosa operación de trueque la muy pilla se había embolsillado 90 centavos y que con cien sanacos más a los que aplicara tan sencilla estafa se llevaría para su casa 90 cañitas de fly al catcher.
Nada, que no por gusto somos una potencia mundial de la lucha.
Si esto sigue así tendré que dedicarme a vender huevos… o a manejar guaguas (que ellos tampoco dan vuelto).
!Ay, Cuba, Cuba, que vida me estás dando!