Quantcast
Channel: elcolimador
Viewing all articles
Browse latest Browse all 126

Fe en la sindéresis – Otra nota sobre economía

$
0
0

Por Darel Avalus Zimertan

Zimertan@gmail.com

Hace poco más de un año, el infatigable amigo Ruslán tuvo a bien publicar un textículo firmado por mí en el que afirmaba que, a falta de dos vocablos en lengua española, el mismo término “economía” designa tanto a esa suerte de maquinaria con que cuenta un grupo social para la producción de los bienes que exija la reproducción del modo de vida de ese grupo, como al compendio de descripciones teóricas relativas a su funcionamiento.

Esa es una visión algo ingenua quizá, pero tan poderosa y racional que ayuda a personas sin preparación académica discriminatoria a orientarse en el maremágnum de expresiones tecnicistas cuyo valor radica muchas veces en la oscuridad tendenciosa que aportan al “discurso cotidiano” para provecho de las minorías que pagan a sus “iluminados” tecnócratas.

Por eso, mucho me asombraron las críticas al artículo cuya argumentación básica consistía en realizar… apelaciones a ciertas autoridades. “¡¿Una ‘máquina’ –dice este?! Pero, ¡qué barbaridad! ¿Qué habría dicho Fulano de leer semejante afirmación?”, exclamaban no sin un dejo de sorna algunos críticos que se esforzaron con particular fiereza en convencer a todos los restantes lectores de que –a diferencia del profano autor– ellos  sabían de qué estaban hablando.

Dada la naturaleza físico-matemática de mi preparación académica, en aras de evitar badomías y cualquier aporía en los intercambios agonísticos que suscitó en los foristas la representación de la economía por mí entonces divulgada, decidí profundizar en esos temas, convencido de que, en virtud de la racionalidad cartesiana intrínseca de lo expuesto, era del todo imposible que ese enfoque no fuera compartido por muchas personas desde que las sociedades se complejizaron al punto de hacer visible a muchos tales asuntos.

Empecé por el primero de todos, Adam Smith (1723-1790). Quiero resaltar la precedencia editorial de este pensador: antes que él lo hiciera, nadie había publicado opinión alguna sobre esa materia que hoy conocemos como economía. Ese hecho es en sí mismo muy aleccionador, pues por una parte –insisto–, ya en ese momento la producción de bienes es tal que los procesos asociados a ella, incluyendo su comercialización, adquiere visibilidad manifiesta, y por otra, revela que, como ocurrió en el esclavismo clásico, la concentración de riquezas en manos las elites de las metrópolis permitió la aparición en ellas de individuos con posibilidades de todo tipo para dedicarse a las ciencias.

Es cautivador y del todo sugerente el propio título de la obra más importante del conocido escocés (An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations), que podría interpretarse como Indagación en la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones, pero que la posteridad catedrática, incluyendo la hispanoparlante, reduce a La Riqueza de las Naciones

Es claro que, por “riqueza”, Adam Smith entiende únicamente la “riqueza material” y él –como actualmente hace la mayoría, sea en el ámbito escolástico o en el mundano– la relaciona directamente con la cantidad de bienes: mientras mayor sea la cantidad de bienes, tanto más rico es su poseedor. Pero es notable que a él llamara la atención las diferencias existentes entre la cantidad de bienes a disposición de las diferentes naciones… O sea, Adam Smith no peca de ingenuidad: él comprende, como su contemporáneo Juan Jacobo Rousseau (1712-1778), que debe haber causas que expliquen estas diferencias.

Pues cuál no sería mi sorpresa cuando leí el primer párrafo de la mismísima introducción de la mencionada obra. Traduzco: “El trabajo anual de cada nación es en principio el fondo con el que ella se provee de todos los requisitos y necesidades de vida que anualmente consume, y consiste siempre ora en el producto directo de ese trabajo, ora en lo que se adquiere de otras naciones con ese producto.” [“The annual labour of every nation is the fund which originally supplies it with all the necessaries and conveniencies of life which it annually consumes, and which consist always either in theimmediate produce of that labour, or in what is purchased with that produce from other nations.”]…

Sinceramente, es difícil negar que Adam Smith ha descrito, ni más ni menos, una suerte de máquina.

<s>Nota al margen</s>. Como autor, no participaré en las polémicas que despierten los artículos que firme. Quienes deseen intercambiar directamente conmigo disponen de mi dirección electrónica. Favorezco encuentros futuros entre foristas y autores en caso de que haya interesados.

Gracias.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 126

Trending Articles